El 6 de julio (2023) el Decano entregaba al titular del despacho una placa que reza como queda dicho, así, en minúsculas y mayúsculas de diferente tamaño, en el original. Se trataba de un reconocimiento de la Junta de Gobierno, por la labor docente desarrollada con nuevas generaciones de abogados a lo largo de un período de cuarenta años, que comenzó cuando el abogado y profesor rondaba la treintena de edad y no llegaba a los diez de ejercicio profesional, y ha concluido por su sola voluntad. Han sido muchas las promociones de nuevos abogados con los que ha compartido conocimientos y experiencias del proceso civil, de los prolegómenos del encargo profesional y hasta de oratoria y escritura forenses de manera provisional.
Multitud de alumnos que al poco se convertían en compañeros con los que ha caminado en el día a día del ejercicio, compartiendo dudas, inquietudes, momentos complicados, o puramente lúdicos…, de todo lo que comporta una relación profesional y también humana.
Claro que hubo agradecimientos por parte de Andrés, comenzando por el Decano actual y la Junta de Gobierno, y remontándose a quienes le pidieron que se incorporara al claustro de profesores de la Escuela, concretamente su director entonces, el profesor Fernando Jiménez Conde, y el Decano en aquellos momentos del Colegio de Abogados, Francisco Martínez Escribano, padre del actual y fundador de una saga de juristas muy notables.
Su intervención, a forma de una última y breve clase, trató de recordar los fundamentos de la que calificó como “la profesión más bonita del mundo”, en la que se deposita lo más valioso de las personas: su dignidad, el honor y la honra, la libertad, el patrimonio, …, todo aquello que caracteriza a la vida humana. Su afición por la música clásica le llevó a citar a L.V. Beethoven para dar un último consejo: “hacer todo el bien posible, amar la libertad sobre todas las cosas y, aun cuando fuera por un trono, nunca traicionar la verdad”.
Terminó su intervención con una reflexión en voz alta compartida con todos sus alumnos: “habéis escogido la abogacía como profesión, pero quizás debamos aspirar a que, con el tiempo, dedicación y esfuerzo, podáis deciros y puedan decir de vosotros que es la abogacía la que os ha elegido a vosotros”.